domingo, 9 de enero de 2011

La llamada

Estoy intentando marcar a ese número extraño que está sobre el papel junto al teléfono, tiene su nombre, pero dudo en si es una ilusión mía que la quiere de regreso o si se trata de algún error cometido por alguien que tenía prisa, ese papel tiene su nombre y me sudan las manos de la ansiedad por llamarla, por escuchar su voz y que me diga que está bien y que no se ha podido comunicar con nosotros porque ha estado ocupada con los niños y se ha convertido en una madre de tiempo completo.

Ella se fue de casa hace algún tiempo, parecía tener un futuro hermoso, se enamoró y partió con un niño en cada brazo, con la sonrisa enamorada y la mirada confundida porque no sabía lo que le pasaría al cruzar esa puerta, pero aseguraba que sería maravilloso porque iba con el amor de su vida; hasta el día de hoy seguimos preguntándonos qué ha sido de ella.

No se ha comunicado desde que se fue, parece que estuviera escondida en algún enorme palacio, pero ¿Y los niños? seguramente jugando a las escondidas esperando a que mamá los encuentre.

He decidido llamar, si es un error, no pasará nada extraño, sólo dirán que es un número equivocado y me quedaré igual que al principio, sin saber de ella; lo que me enchina la piel es esa otra opción que taladra mi mente, saber de ella será un logro fantástico, ya quiero escuchar su voz y que me diga que está bien y que no se ha podido comunicar con nosotros porque ha estado ocupada con los niños y se ha convertido en una madre de tiempo completo.

¡Está llamando!, no debería maravillarme, es lo que el teléfono debe hacer normalmente, pero en este momento mi corazón late tan rápido y la emoción es tan real y tan extasiante que cualquier cosa me parece extraordinaria.

_Yo: Hola, buenas tardes, busco a Susana

Quien contesta al otro lado de la bocina, tiene una voz intrigante, misteriosa e interesante, es la voz de un hombre, que parece tener miedo de ser reconocido.

Y la llamada ocurre de este modo.

_Él: Ella (y titubea)... no puede atender tu llamada
_Y: Ramiro?
_É: ¿Con quién más podría vivir de no ser yo?
_Y: Disculpa, cuando estoy nerviosa me vuelvo torpe, ¿cómo están los niños?
_E: Mariana acaba de cumplir 5 años, le hicimos una fiesta hace unos días, ella no quiere quitarse el vestido blanco, Susana le ha dado otras opciones, pero ella sencillamente no quiere quitarse ese vestido blanco
_Y: ¿Cómo está Alonso?
_E: Está creciendo, ya empieza a decir las palabras básicas, dice agua, mamá, papá y esas palabras que también tienen 2 sílabas y son sencillas de pronunciar.
_Y: (Mientras respiro hondo, y mis ojos se llenan de lágrimas) ¿Cómo está Susana?
_E: Ella... está bien
_Y: Hace mucho que no sabemos de ustedes, no han querido decir ni donde viven, acabo de encontrar tu número junto a mi teléfono y he dudado en si se trataba de ustedes, necesito escucharla decir que su vida es tal cual la soñó, ¡Necesito que me pases a Susana!
_E: Disculpa, debo colgar, esta llamada se está volviendo incómoda
_Y: ¡No, por favor! Yo entiendo que está ocupada, al menos cuéntame, ¿Cómo está ella? ¿Cómo estás tu?
_E: Yo soy feliz, ella es el amor de mi vida, no tienes idea de la emoción que me da verla parada frente a la puerta todos los días con ese vestido rosado que no ha querido quitarse, aunque le he dado otras opciones ella insiste en usar ese vestido rosado; cada día que pasa me enamora más y sonrío cuando sus dedos asoman por los barrotes de mi puerta con llave, amo su respiración agitada cuando siente el aire entrar por las ventanas y rosa su rostro.
Ella siempre voltea cuando oye pasar un carro, eso no es común en casa, parece que quisiera correr y pedir que la lleven a pasear.
¿Sabes qué es lo que más me hace amarla?
_Y: (Llorando) ¿Qué?
_E: Son las noches en las que me demuestra que es feliz, ella sonríe al acostar a los niños, me da un beso en la frente y se acomoda para dormir y cuando cree que estoy dormido, todas las noches sin excepción llora en silencio, la escucho respirar rápidamente, la siento encogerse de hombros, la siento tan feliz como le prometí que sería si viviera conmigo.

Se cortó la llamada y no pude pedirle que me dejara visitarlos, aunque siendo sinceros y con todo lo que dijo, lo más probable es que jamás le permita recibir visitas en casa.

Tengo que volverla a llamarla, TENGO QUE SACARLA DE AHÍ, pero junto a mi teléfono sólo queda un papel mojado por las lágrimas que he derramado al saber de su desdicha... ya no existe modo de comunicación con ella, sólo queda volver a esperar.