¿Has sentido alguna vez la necesidad de salir corriendo y gritar? ¿Has imaginado que vas a tu cama, te recuestas y de debajo de ella cruzan espadas que atraviesan tu cuerpo? Ella se siente así todos los días.
Hemos hablado de ello durante los últimos dos meses, de su pérdida de conciencia, de su delirio de persecución, de ese tonto miedo que siente por las abejas y por las ovejas, de las heridas en su corazón, en sus piernas, sus muñecas y su abdomen, de su mirada perdida.
Dice que no tiene solución, que no hay modo de hacer que vuelva a vivir, que se siente perdida, extraviada, retraida, que tiene miedo, coraje y celos de quienes pueden caminar sin el impedimento que la mantiene encerrada en us habitación
Necesito ayudarla a salir de ese torbellino que intenta llevársela, regresarla junto a mí, a mis brazos, como cuando solía darle de comer cada 3 horas cuando lloraba, necesito saberla segura, pero no me deja ni tocarla, se le olvidó que salió de mí, que es una parte de mí y que la necesito para también sobrevivir.
Cuando la esperaba nadie me dijo que sería tan difícil, la quiero de vuelta, quiero verla sonteír.