Quiero que sepas, corazón, que te he amado con locura, que cada día que lo hice ha sido con la plena conciencia de lo que era el amor, que he seguido tus reglas, que he permitido tus tratos, que he sido paciente y que llorado lágrimas amargas por tu amor.
Yo, soñaba con tus labios, soñaba con hacer música contigo, con tus manos en mi pelo, con tu piel junto a mi piel, yo, mi cielo, sentía correr agua entre mis dedos cuando estabas cerca, yo, que fui tuya, porque te entregué mi alma, mi tiempo y mi corazón, yo, que sentía frío cuando tú sólo arrojabas migajas de tu amor.
Necesito que te enteres, si es que no lo habías notado, que mis ganas fueron de ti, que mis fuerzas fueron para ti, que nadie más me capturó porque decidí que toda yo era de uno sólo y ese eras tú, hace falta que te enteres que mi cabeza, que siempre ha sido un enredo, se desenredo poquito y lo hizo por ti.
Y ahora, que el tiempo pasó y que nada sucedió, necesito yo enterarme, descubrir, entender o lo que sea que debiera pasar, que mi tiempo no debe ser entregado a nadie más que a mí, que mis labios, mi piel, mis ideas, mi música y mis lágrimas jamás debieron ser de ti, que no deben ni pueden ser de nadie más que de mí. Que no habrá más nadie que me arroje migajas de amor, porque hoy me entero que yo me amo más de lo que alguna vez te amé a ti.