jueves, 13 de enero de 2011

La noticia

Pasaron 3 meses sin saber de ella, 3 meses en los que nadie pudo decirme de dónde salió aquel papel junto a mi teléfono; Yo no debía llorar aquella tarde, debía copiar tantas veces como fuera posible aquel valioso número, debí grabar la llamada, debí insistir en hablar con ella, yo debí hacer tantas cosas que no hice, que hoy me siento culpable de lo que ella está sufriendo. 

Jamás escuché a los niños, no se oía ningún ruido en esa habitación más que la voz de Ramiro; ¿Y si les pasó algo? ¿Por qué Mariana y Susana no han querido quitarse esa ropa? ¿Él dijo asomar sus dedos por mi puerta con llave? Eso era lo único que rondaba por mi mente, parecía estar adivinando, siempre cabe la posibilidad de que la gente se imagine cosas que en realidad no suceden, yo soy una de esas trágicas personas que siempre supone lo peor, suponía también que mi mente había volado demasiado.

Habían sido 3 meses difíciles, 3 meses sin ella, más aquellos años que llevaba lejos de mi, la sentía ajena y me sentía perdida sin ella. Pero, ¿A quién se le ocurre que algo así pueda pasar? ¿Quién sería tan precavido de anotar hasta en las paredes ese número del que no se tiene idea de dónde salió?

Esa noche hacía frío, mis ventanas estaban empañadas y el pasto de mi jardín estaba tan húmedo como en aquellos días de lluvia en que ella y yo jugábamos cuando eramos niñas. Es imposible no extrañarla.

Me senté junto a la chimenea, en la silla en la que mamá se sentaba a leernos cuentos por las noches como ésta, cubriendo mis piernas con esa frazada a rayas con olor a madera que ha estado guardada desde su muerte, esa misma frazada con la que nos tapaba para dormir en nuestro cuarto, al que llamábamos el lugar favorito, la frazada bajo la que nos escondíamos cuando llegaba el monstruo, oíamos pasos o mamá y papá discutían.

Tomaba una taza de café y al tiempo que lo hacía empezaba a leer el periódico que llegaba a mi puerta cada mañana, que como en los últimos 3 meses compraba para no leer, esa noche era diferente, juraría que fue una fuerza misteriosa la que me obligó a leerlo, abrí el periódico en una página al azar y en una foto a blanco y negro de la que parecía una nota muy importante estaba el rostro de mis pequeños y no era capaz de asimilar que lo que veía, Marianita estaba muy delgada, se veía cansada y en su rostro se le podía ver el enojo que había cargado durante ese tiempo, adiviné que eran ellos, porque aunque jamás los conocí, la niña de la foto tenía un vestido blanco que parecía no haberse quitado en mucho tiempo, y su rostro era idéntico al de su madre, el niño parecía tener la edad que Ramiro dijo por teléfono, no podía quedarme con la duda y al bajar un poco mi mirada descubrí que lo que sospechaba era cierto.

Mi corazón sintió hacerse pedazos cuando leí que habían sido encontrados en el cuarto de una casa abandonada, bajo llave, después de recibir la llamada de alguien que no quiso identificarse, los niños estaban acostados sobre la cama matrimonial, cubiertos con un vestido rosa, que despedía el olor de un perfume delicado, el niño al ver a los socorristas gritó una de las pocas palabras que sabía decir: ¡AGUA!

Al leer cada párrafo sentía correr sobre mi mejilla lágrimas de dolor, Mariana tenía hambre y quería bañarse, dijo que mamá y papá se habían marchado hace 3 días que ella contaba cada vez que oscurecía, que sus padres gritaron mucho y ella oyó que las puertas se cerraban mientras lo gritos se alejaban, que tenían miedo y que su hermano no dejaba de llorar por momentos, que creía que sus papás regresarían y después pensaba que no saldrían de ahí jamás. Quería que los sacaran pronto y que los llevaran con mamá, quería ver la luz del sol directamente y volver a jugar, ella sólo quería salir de ahí.

Bajo la nota en letras grandes decía que los niños habían sido llevados a una casa hogar; y mientras respiraba profundo para buscar el número y llamar, coloqué el periódico junto al teléfono. Me sequé las lagrimas, aclaré mi garganta y extendí mi brazo para obtener el número del lugar en que estaban mis sobrinos y tuve miedo, porque ahora el periódico ya no estaba ahí.

domingo, 9 de enero de 2011

La llamada

Estoy intentando marcar a ese número extraño que está sobre el papel junto al teléfono, tiene su nombre, pero dudo en si es una ilusión mía que la quiere de regreso o si se trata de algún error cometido por alguien que tenía prisa, ese papel tiene su nombre y me sudan las manos de la ansiedad por llamarla, por escuchar su voz y que me diga que está bien y que no se ha podido comunicar con nosotros porque ha estado ocupada con los niños y se ha convertido en una madre de tiempo completo.

Ella se fue de casa hace algún tiempo, parecía tener un futuro hermoso, se enamoró y partió con un niño en cada brazo, con la sonrisa enamorada y la mirada confundida porque no sabía lo que le pasaría al cruzar esa puerta, pero aseguraba que sería maravilloso porque iba con el amor de su vida; hasta el día de hoy seguimos preguntándonos qué ha sido de ella.

No se ha comunicado desde que se fue, parece que estuviera escondida en algún enorme palacio, pero ¿Y los niños? seguramente jugando a las escondidas esperando a que mamá los encuentre.

He decidido llamar, si es un error, no pasará nada extraño, sólo dirán que es un número equivocado y me quedaré igual que al principio, sin saber de ella; lo que me enchina la piel es esa otra opción que taladra mi mente, saber de ella será un logro fantástico, ya quiero escuchar su voz y que me diga que está bien y que no se ha podido comunicar con nosotros porque ha estado ocupada con los niños y se ha convertido en una madre de tiempo completo.

¡Está llamando!, no debería maravillarme, es lo que el teléfono debe hacer normalmente, pero en este momento mi corazón late tan rápido y la emoción es tan real y tan extasiante que cualquier cosa me parece extraordinaria.

_Yo: Hola, buenas tardes, busco a Susana

Quien contesta al otro lado de la bocina, tiene una voz intrigante, misteriosa e interesante, es la voz de un hombre, que parece tener miedo de ser reconocido.

Y la llamada ocurre de este modo.

_Él: Ella (y titubea)... no puede atender tu llamada
_Y: Ramiro?
_É: ¿Con quién más podría vivir de no ser yo?
_Y: Disculpa, cuando estoy nerviosa me vuelvo torpe, ¿cómo están los niños?
_E: Mariana acaba de cumplir 5 años, le hicimos una fiesta hace unos días, ella no quiere quitarse el vestido blanco, Susana le ha dado otras opciones, pero ella sencillamente no quiere quitarse ese vestido blanco
_Y: ¿Cómo está Alonso?
_E: Está creciendo, ya empieza a decir las palabras básicas, dice agua, mamá, papá y esas palabras que también tienen 2 sílabas y son sencillas de pronunciar.
_Y: (Mientras respiro hondo, y mis ojos se llenan de lágrimas) ¿Cómo está Susana?
_E: Ella... está bien
_Y: Hace mucho que no sabemos de ustedes, no han querido decir ni donde viven, acabo de encontrar tu número junto a mi teléfono y he dudado en si se trataba de ustedes, necesito escucharla decir que su vida es tal cual la soñó, ¡Necesito que me pases a Susana!
_E: Disculpa, debo colgar, esta llamada se está volviendo incómoda
_Y: ¡No, por favor! Yo entiendo que está ocupada, al menos cuéntame, ¿Cómo está ella? ¿Cómo estás tu?
_E: Yo soy feliz, ella es el amor de mi vida, no tienes idea de la emoción que me da verla parada frente a la puerta todos los días con ese vestido rosado que no ha querido quitarse, aunque le he dado otras opciones ella insiste en usar ese vestido rosado; cada día que pasa me enamora más y sonrío cuando sus dedos asoman por los barrotes de mi puerta con llave, amo su respiración agitada cuando siente el aire entrar por las ventanas y rosa su rostro.
Ella siempre voltea cuando oye pasar un carro, eso no es común en casa, parece que quisiera correr y pedir que la lleven a pasear.
¿Sabes qué es lo que más me hace amarla?
_Y: (Llorando) ¿Qué?
_E: Son las noches en las que me demuestra que es feliz, ella sonríe al acostar a los niños, me da un beso en la frente y se acomoda para dormir y cuando cree que estoy dormido, todas las noches sin excepción llora en silencio, la escucho respirar rápidamente, la siento encogerse de hombros, la siento tan feliz como le prometí que sería si viviera conmigo.

Se cortó la llamada y no pude pedirle que me dejara visitarlos, aunque siendo sinceros y con todo lo que dijo, lo más probable es que jamás le permita recibir visitas en casa.

Tengo que volverla a llamarla, TENGO QUE SACARLA DE AHÍ, pero junto a mi teléfono sólo queda un papel mojado por las lágrimas que he derramado al saber de su desdicha... ya no existe modo de comunicación con ella, sólo queda volver a esperar.

jueves, 6 de enero de 2011

Cosas que se aprenden con los años



Últimamente las cosas no han resultado como hubiera esperado, he dejado de escribir aunque lo más triste no es haber dejado de escribir sino creer haber perdido el talento para hacerlo, hace unos días, inspirada por una canción del nuevo cd de Rihanna (LOUD) empecé a escribir una especie de cuento largo que no pasa de la primera cuartilla, pero es un proyecto que espero poder concluir este año, entre algunas otras cosas que tengo en mente pero que no diré hasta estar segura de podré con ello...

Ya no más palabras huecas, típicos propósitos de año nuevo... este año me he limitado a desearle feliz año a quienes lo han dicho y es que, para que esperar a que empiece un nuevo año para sentir que es momento de cambiar?, en cambio yo prefiero ponerme límites, como terminar mi cuento largo antes de que este termine, espero no divagar demasiado.

Espero poner este blog en verdadero movimiento, en verdad es desesperante escribir y no saber que alguien está leyendo del otro lado de un monitor, además de mi eterno fan Francisco, pero esa es otra historia, estoy segura de que él me apoyaría hasta en la tontería más grande con tal de verme feliz.

Ya no más palabras vacías.