Te vi sentado en la plaza aquella mañana de marzo, debía sentarme a esperar a alguien con quien había quedado de verme, me senté a tu lado y preguntaste si iba sola, tuve miedo, y dije, espero a alguien que está comprando, sonreíste y me dijiste:
-no tengas miedo, no voy a secuestrarte
sonreí y dije: "Te veo luego"
Volvimos a vernos unas cuatro veces más, cada que nos encontrábamos sonreías apenado y jurabas no estarme siguiendo, la siguiente vez me dijiste que el mundo era un pañuelo y que debíamos salir a tomar un café, que el destino nos mandaba una señal, me reí y pregunté si era lo que decías para conseguir una cita con alguien, dijiste que no sería una cita, me sentí avergonzada.
Pasamos así cerca de 5 meses, saliendo, hablando, llorando, riendo; todo, lo hacíamos todo juntos, al menos casi todo, me contabas de la chica que te traía loco, yo te contaba del chico que me estaba volviendo loca, tú, loco de amor por ella, yo loca de estar a su lado, prometías que pronto vendría la persona indicada, yo prometía que ella estaría contigo.
Ella jamás volteó a verte, el me engañó con ella y así ambos nos deshicimos de nuestras locuras, de lo que volvía torpes a nuestros corazones, dijiste que te dolía, yo dije que lo agradecía, ellos se casaron al mes y nosotros los olvidamos
Y así nos pasamos 7 meses más hasta que tuvimos que viajar a lugares distintos, tú al sur y yo al norte, tan lejos, tan cerca, visitando nuestras redes sociales. Resolvimos llamarnos a diario, vernos cada puente, cada vacaciones, escribirnos cartas por correo postal porque resultaba excitante ver lo tarde que llegaban, y entonces a los 2 años de conocernos, sentados frente a la puerta de tu departamento y con un helado en la mano, pronunciaste las palabras que jamás esperé escuchar de tu boca, dijiste "TE AMO" y me quedé inmóvil, asustada y emocionada, porque aunque jamás nos había imaginado juntos de ese modo, descubrí con tus palabras que también te amaba.
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