jueves, 21 de junio de 2012

sin salida

La soledad se había apoderado de ella, tenía días que no hacía más que llorar, no quería ser parte de ese tonto juego de niños, se sentía perdida, frágil y desalentada.
Su corazón estaba rompiéndose en pedazos, su alma estaba herida, sus ojos llenos de lágrimas, de cristales líquidos que no dejaban de roda, entonces, fue que apareció él.

1 comentario:

Fatima dijo...

oh! me encanto! realmente es fascinante me hizo proyectarme en mi!!! :)